Hoy comenzamos una semana para recordar, no solamente en el sentido que experimentaremos liturgias poderosas – aun en una parroquia humilde como la nuestra. Más importante que las liturgias mismas, es una semana para recordar en el sentido que, al final de las cuentas, celebramos la única cosa que tenemos que recordar. Una historia conmovedora nos ayudará a entender esto.

Es sobre un hombre que sufría la enfermedad de Alzheimer. Su familia miraba en dolor mientras él perdía aspectos de su memoria. Primero, empezaba a olvidar cosas ordinarias como prender la ducha o usar el horno. Pronto, no podía recordar personas que eran sus amigos o colaboradores de trabajo. Luego, olvidó quienes eran sus hijos y, finalmente, su misma esposa. Cuando estaba agonizando, la familia se reunió alrededor de su cama. No reconoció ni uno de ellos. Su señora puso un pequeño crucifijo en su mano. Al principio estaba desconcertado, pero lo miró atentamente y dijo, “Jesús.”

El hombre había olvidado todo, pero recordó la única cosa que cuenta – el evento que incluye todo lo demás. Desde su niñez había seguido los eventos de la Semana Santa. Esta semana celebramos el acontecimiento más importante en la historia humana. También es el evento mas importante en tu vida y la mía – el día en Dios quitó nuestros pecados. Esta mañana hemos escuchado la Pasión del Señor, según Mateo. La oiremos otra vez el Viernes Santo, según San Juan. Que no perdamos las gracias que Dios quiere derramar sobre nosotros – que realmente sea para nosotros una semana para recordar.

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